Poema "Mal carácter"


La ropa de la mala suerte
El desierto no tiene fin
Mi respiración dormida
canta murciélagos que
quieren irse al cielo
pero se aferran a su oscura
esencia oscura. 

El aire terco me profetiza que 
no tendré cura a menos que
me vuelva nube blanda
a menos que
quiera no estafar a la vida
diciéndole que quiero 
otra oportunidad completa 
y completamente nueva
entregada a la convicción
del corazón resucitado.

Empiezo a sentir la pesadilla
dentro de un sueño,
dentro de otra pesadilla
de todo un sueño mayor.
Aparece un doble nudo en la garganta
con ganas de hacer cosas imposibles.

Mis ojos se divierten entre el fuego y el miedo
y no avisa que va a estropear el carácter.
Mi cuerpo se duerme 
y no me avisan que va a romper los planes
con su paso de demonio de Tazmania. 

Se rompió el plato de la paciencia
y recojo sus pedazos,
Haciendo una especie de capoeira 
anestesiada en honor a una feroz injusticia.
Dientes chirrían mientras estalla el volcán
en mi rostro
oculto con nombres repetidos
la estrategia vieja y oscura 
de los infortunios.

Los dados del mal y el bien
juegan, y me invitan a jugar también.
Pero yo nula de recapacitación
dejo fermentar la furia
sin desear expandir la chispa maldita
sino dejando en claro la señal del malestar
que ahora se anuncia.

Pronuncio las palabras de integración
pero el fuego desintegra.
Camino de huida y me sentencian por mi mal carácter.
Regresa el ciclo de la mala pena,
donde puede ser la furia o la tristeza primero
No multiplico las veces, pero sé 
que me resta oportunidad.

Yo he sabido que mis adivinanzas tienen buen corazón
pero ciegos son mis sentidos cuando 
el inconciente de total vibración pasional de venganza
detiene mi puente hacia el amor 
y sella el rechazo que elimina el siguiente paso 
con los lazos anhelados de confianza 
y eso que todos esperan llamado aprobación. 

El sudor de la protesta

Fotografía: El Comercio


Es inevitable no sentirme movida e indignada por todo lo que está pasando en nuestro país. Innumerables huaicos, la falta de agua, la acostumbrada ineficiencia de las autoridades para ayudar a tiempo no solamente a los damnificados al norte del país, o ahora en Lima, sino también a prevenir que desastres, naturales o no, sigan azotando la vida de gente que de un momento a otro, lo han perdido todo.

Como periodista, informo, alerto y comparto noticias o informaciones con el fin de que el gobierno o las entidades del Estado, o instituciones que correspondan tomen acciones ante el pedido colectivo. Desde el testimonio de la boca de la misma gente de todo el Perú (sobre todo los que no son escuchados) y que llaman a la radio donde trabajo, también doy a conocer lo más verazmente posible ESA realidad INVISIBLE y que necesita ayuda. En esos momentos, mi personaje poético, se vuelve recio y se predispone a la solidaridad humana. Pero no puedo evitar conmoverme ante escenarios tan drásticos. Hasta en más de una ocasión se me ha escarapelado el cuerpo, y casi he llorado al conocer o escuchar historias tan desgarradoras. Por eso el oficio de comunicadora, me ha enseñado de alguna manera, a ser fuerte.

Desde la poesía, hace un tiempo, escribí este poema que a mi juicio, resumía un pedacito muy subjetivo de cómo veía y sentía toda es furia y desesperación que mucha gente en el Perú está pasando, como un virus incontrolable que se propaga y no sabes si llorar o abrazar lo que se pueda para salvarlo. No lo llegué a compartir en su debido momento y creo que AHORA es el tiempo adecuado a hacerlo. Se llama....

El sudor de la protesta

El sudor cae por la piel de la gente
Lima y todo el Perú está en conmoción
No hay agua en los distritos,
hay huaicos por todos sitios
y no hay compasión.

Por un lado, el agua abunda y desborda ríos y playas
y se lleva las casas, hoteles antiguos, carreteras,
recintos patrimonios de la memoria de algún migrante.
Por otro lado, la misma agua se limita y se corta
y no hay tranquilizante
en los hogares de la capital.

De los lavaderos ya no sale agua,
el recuerdo de la falta del líquido elemento regresa
como la angustia en la garganta del cuerpo sudoroso
como el caño atorado sin uso y sin función
en una tarde de verano
el sol derrite la paciencia de los pasajeros.
Hojitas acomodadas para agitar el viento y
combatir el calor.
Los locales cierran,
las clases se suspenden,
los niños ya no estudian,
Padres preocupados evidencian
la magnitud de las consecuencias
y protegen a sus críos de la superviviencia.
Los padres de familia salen a las calles, marchan
para defender los convencionalismos de género
que nos imponen al crecer.

No hay pase vehicular. Es hora punta.
Lima late como nunca
en silencio, late muy fuerte,
contra la corriente
haciendo señales de humo
 a los poderosos gigantes
al igual que antes, balbuceantes argumentantes
que prometen todo, y no hay 
ningún comprobante.

El mar no se compra con dinero
No se cura con obras 
ni con arreglos temporales del azar.
Improvisar el futuro de este país
 cuesta mucho y dura poco.
Y poco saben los que mandan 
lo que demanda la lucha diaria
de los que con cinco soles reparten su día.
Si Kuczynski viviera esa vida
estoy segura que no lo dejaría,
estoy segura que también se alzaría.
que saldría a las calles a expresar su malestar
o a través de las redes sociales.
¡Ay caramba! esta indiferencia
de ver a nuestra gente con ojos ajenos.
Mientras tú inviertes tu tiempo
corrigiendo a los demás
hay gente que se muere al norte, en Chosica, 
en Chile, Estados Unidos, Siria y más allá.
Familias que lo han perdido todo,
y que responden con una risa vaga
y sin dar la mirada
ante su futuro incierto.
Para hacer explotar más el caos, 
un gringo loco insiste en dividir a la gente 
colocando muros, burlándose de América Latina
que solo atina a huir o rezar.

No sé si sea el fin de los tiempos
o el comienzo nuevo despertar.
Yo quiero pensar que es más lo segundo.

Un cambio a nivel mundial está llamando,
sobrevivirán los corazones que sigan palpitando.
Los que a pesar de dejar de alzar su bandera
no dejen, eso sí, la luz vital que los ilumina
Nunca dejen de resistir. Nunca dejen de existir.
Es cierto, poco han hecho para remediar.

Esta protesta no cualquier orquesta
esta protesta quiere volar, estallar
gritar ante las pantallas, radio, y los celulares
porque tu malestar es mi malestar
porque tu indignación, es mi indignación
porque somos hermanos,
porque somos humanos
contra los monstruos de las calamidades
debemos luchar.

Hasta que aprendamos que somos uno,
que paradójicamente todo está bien
aunque nadie te lo crea,
y que esta vida es una escuela
abierta de aprendizaje constante.
Aquí traigo mi voz andante
que te regala esta canción
esta narración,
esta historia,
que tendrá memoria
porque hablo del mundo de hoy.

Soy el canto del espejo de un mundo roto
y que aunque ya muchas palaras agoto
todavía hay gente en esta tierra
que tiene alma y corazón.



POEMA: "DE TIN MARIN DE DO PINGUE"

  Stephany Calderón · POEMA "De Tin Marin De Do Pingüe"