LOS ENCUENTROS / SARUNIGE



Para L. (N)

Tu boca me coloca en algún punto de esta historia en la que empecé a ser más tuya, que mía.
Tus ojos son el arcoíris del tiempo que borra por completo el compromiso antiguo
de mi palabra volada.
Tus manos, las ganas de creer en un futuro con futuro.
Y tu alma abrazada a lo que queda de la mía.
El viento acaricia nuestras alas que empiezan abrirse.
Tu mano descubre una lenta travesía por mi cintura, y sigue su trayecto descendiendo
hacia el volcán de mis deseos.
Mi mano en tu pelo. Hacemos del amor, un lenguaje feroz de saliva creciente.
Ardo, y luego tu ardes, y el tiempo se columpia en la Luna sin fijar distancias.
La calle es nuestra. Y le pongo silencio a la voz de esa antigua promesa,
Hago un rápido paréntesis a las palabras de una fe tranquila mientras me desamarro el pelo
y los aromas se mezclan entre la hierba y ojos escandalizados de los transeúntes
y ambos saciamos la sed de nuestros cuerpos correspondidos.
la noche nos coquetea las ropas y el recuerdo de la conciencia nos bordea hacia el límite,
y rozamos el umbral de la zona prohibida. 
La miel gotea en los arboles silenciosos
testigos de nuestro encuentro.
Eres la llama que me despierta del letargo vacío de la ciudad.
El sueño deseado de un laberinto interminable.
Tu sinceridad taladra mis dudas.
Me dices que soy insegura sin siquiera acompañarlo de una de canción.
Te respondo con poemas y me dices que me amas.
Amas a la Maga. A mí y a la loca Maga juntas,
así como yo, a quien sin ser fantasma invoco.
Y tus besos rompen cualquier intento de pulcritud y mesura.
Y una vez continuado, tu boca y la mía son olas indomablemente infinitas. 
Sigo pensando que es muy poco el tiempo para elegir un destino.
Estas presente a cada instante desde aquella vez cuando vimos el ocaso entre las piedras,
o, mejor dicho, cuando el ocaso fue testigo de nuestro amor sobre las piedras.
Sigo pensando que es muy poco el tiempo para poder elegir un destino.
Y no distingues el contraste de realidades contrarias, no ves límite entre el polvo y los boques civilizados.
Me llevas de la mano cual princesa camuflada entre la suciedad del asfalto,
entre las bolsas plásticas de los paraderos y los gritos de los ambulantes
intercalados con los cláxones, y el apuro sudoroso de los que salen de trabajar.
Nuestros vagos pasos son la carcajada de los que no viven presentes y adelantan el mañana.
Y el tiempo es una maraña escondida, pero nosotros deshacemos deberes y horarios para volcarnos a la aventura de amar.
Buscamos un espacio entre las ramas y los animales que son bienvenidos a nuestro ritual.
Jugamos a ser niños y a ser culpables en hacer caso a la timbrada de lo que nos permitimos hacer cuando no hay piropos ni silbatos que nos detengan.
Y ni pensar en pensar otra vez en que es muy poco el tiempo para elegir…
Tengo en un ala la pasión ilusionada de tu boca en frenesí.
Y en la otra ala la perpetua memoria de un desenlace de cuento apacible esperándome.
¿Cuál pesa más, corazón?
Amor de ráfaga profundidad
Vi tu mundo desnudarse de un solo porrazo
Comí y bebí de tu propio plato.
Visitaste mis parajes y yo los tuyos.
Compartimos secretos, simulando el éxtasis en los momentos a solas.
Apurado y entusiasta por conocer tu mundo, te entregaste.
Y yo contemplaba tus ojos, hipnotizada por la pasión de tu todo.
Y de repente me quedaba sin palabras, y te abrazaba
y me congelaba pensando en el significado de la felicidad.
En la fidelidad del compromiso, capaz de confiar en lo que declaró ser único y real.
De boleto, sin boleto, salida, exonerada de todo temporalmente.
El recuerdo de lo que fui se quedaba en mi reemplazo con la misma interrogante en la mirada
y volvía para admitir todo y admitir nada.
Sabiendo que nada es seguro y que siempre hay riesgo.
Ha pasado ya media hora, el tiempo pasa y si no escribo esto, será un día perdido.
Será un día más de suspenso, un día menos para dejar de pensar
en suposiciones tan distintas sin llegar a ninguna conclusión,
así como para ti un día perdido es no haber sonreído.
Tu felicidad es tan simple, por eso la admiro.
Imagino el paradero dónde me darás el beso de despedida.
Mañana me voy al silencio absoluto, a la desconexión total con lo que me une a tu mundo y al mundo.
Porque toda esa nube de consejos y globalización práctica
taparon mi voz, que quedó aturdida. Y debo escucharla, charlar un rato con ella.
A solas, como contigo, pero sin ti.
Sin dogmas, sin amuletos, sin remordimientos, sin recuerdos de castigo,
Sin atajos, sin censura.
Y recuperar a aquella que nunca se ira. La que nunca. La que siempre.
La que siempre, siempre, siempre
aprende repitiendo el mismo error, quedándose sola
yendosé con todos y con nadie.
Esa que viene y termina por irse corriendo.
Pondré sobre la mesa, lo que vale y lo que no vale de cada quien y de cada cosa.
Ya no tendré que pensar
en qué lado del tráfico debo atorarme para que el Universo me otorgue una respuesta.
Ni de qué color será el boleto que está a punto de darme el cobrador, al que ni siquiera he visto la cara. ¿Tendrá ese color alguna señal para acercarme a alguna certeza?
Solo quiero apretar este momento, cerrar los ojos y soñar con la eternidad del presente mientras te sostengo en mis brazos.
Mañana, ya no tendré que omitir la responsabilidad por haber amado
encima de un columpio inconstante.



POEMA: "DE TIN MARIN DE DO PINGUE"

  Stephany Calderón · POEMA "De Tin Marin De Do Pingüe"