Supersticiones premeditadas

Mis creencias de los martes (y quizá también los jueves) arraiga un sustento de ideas saboteadoras y hasta masoquistas. A veces pienso que en esos días, algo no irá bien, algo de pronto me llevará a pensar que no fue un buen día. Recuerdo que de pequeña mi hermana me detenía de lo que estaba haciendo por una especie de advertencias ante un posible castigo si no hacía caso.

En ese tiempo (ni siquiera adolescente), ella era un parlante de supersticiones para cada momento: Si derramas sal, por ejemplo, tendrías mala suerte, si barres de noche, uy, serías pobre; si te levantas con el pie izquierdo "no será un buen día", lo mismo con las clásicas de pasar debajo de una escalera, ver al gato negro, o si rompes un espejo... ufff, peor si es grande porque tendrías siete años de mala suerte, y así en todo. Crecí hasta no hace mucho (ayer) pensando de que algo de eso pudiera ser verdad. Así que por si acaso, me aseguraba.

Esos sucesos autocondenatorios terminaron literalmente traumándome con sus terroríficas e irracionales consecuencias que solo existían en mi cabeza, en mi submundo del terror. Lo que no entendía era el truco. El que pasaba detrás del telón. El de hacer caso inconcientemente al hechizo antes de que suceda. El tramposísimo y peligroso efecto Pigmalión o profecía autocumplida, o sea creer que esa opción pueda existir, e inconcientemente hacer que suceda.

Lo que esa creencia hacía era prepararme para cuando este "castigo" sucediera. Una vez le daba vida al monstruo, las cosas cambiaban y me autoculpaba por la desgracia. Es decir, yo estaba lista, sin que ese miedo exista, sin que venga la mala suerte. Y al contrario, lo atraía. Estaba todo en mi mente. Por todos esos años, elegí creer en esas supersticiones, y eso cambió mi vida. Ese concepto me hizo recordar al personaje que interpreta Mickey Mouse en la película animada de "El aprendiz del brujo", en el que Mickey es el pupilo y ayudante de un brujo. Un día aprovechando de que él no estaba, y luego de dejar su sombrero mágico sobre la mesa, él se lo pone para practicar su nuevo "poder de magia" y lo usa para aligerarse el trabajo dándole vida a una escoba para llenar un pozo grande de agua. Pero Mickey se queda dormido y la situación se sale de control.

Estos llamados saboteadores aparecen regularmente a probar mi capacidad de serenidad y confianza en mi misma. Sin embargo, gracias a grandes cambios interiores y procesos que continúo trabajando aún desde hace años, tomé conciencia de ello. De que en realidad no existe. Y para confirmar aquello miro alrededor, me hablo a mí misma de lo que es y no verdad en mi mundo, y realizo ciertos ejercicios físicos y mentales para alejar esos pensamientos que asustan mi cotidianida. Pero sobre todo entrego mi control a alguien superior que cuida y transforma todo con su amor: Recuerdo a Dios y las promesas que tiene para mí y todos los que lo siguen. Me hago conciente de que todo lo que sucede es por alguna razón muy correspondida, muy coherente, aunque esto mismo suene incoherente. Todo tiene un origen justificable, y por esto quiero decir, un efecto-consecuencia, esa es la opinión que tengo por experiencia. Si las cosas se salen de control es porque he machucado algún teclado de mi interior para que se activara. Y si puedo encender esa configuración extraña, también puedo desactivarla. Me acuerdo de Mickey urgando en el libro del brujo como aparece en la imagen. Yo por mi parte, me siento acompañaba por mi y por Él, en el mar de un vaivén de dudas del cual he aprendido a sobreponerme. Puede sonar muy exagerado, pero como dice un dicho "basta que falte una estrella en el universo para que todo en el mundo cambie". Todo está en el momento, lugar, y tiempo indicado, por algo.

Si bien siempre he escuchado consejos de varias personas, creo que nunca está demás darlo también porque algo puedes rescatar de ellos. Tú puedes reforzar tu identidad, confiar en tu poder, en el poder del Universo que cumple lo que pides. El tema es saber pedir. Practicar en lo que realmente quieres que suceda. El futuro es el eco de lo que cocinas en el presente. Nunca es tarde para cocinar otra cosa y tener deferentes resultados. Que esta vez salga bien la magia.

POEMA: "DE TIN MARIN DE DO PINGUE"

  Stephany Calderón · POEMA "De Tin Marin De Do Pingüe"