viernes, 26 de enero de 2018
LOS ENCUENTROS / SARUNIGE
Para L. (N)
Tu boca me coloca en algún punto de esta historia en la que empecé a ser más tuya, que mía.
Tus ojos son el arcoíris del tiempo que borra por completo el compromiso antiguo
de mi palabra volada.
Tus manos, las ganas de creer en un futuro con futuro.
Y tu alma abrazada a lo que queda de la mía.
El viento acaricia nuestras alas que empiezan abrirse.
Tu mano descubre una lenta travesía por mi cintura, y sigue su trayecto descendiendo
hacia el volcán de mis deseos.
Mi mano en tu pelo. Hacemos del amor, un lenguaje feroz de saliva creciente.
Ardo, y luego tu ardes, y el tiempo se columpia en la Luna sin fijar distancias.
La calle es nuestra. Y le pongo silencio a la voz de esa antigua promesa,
Hago un rápido paréntesis a las palabras de una fe tranquila mientras me desamarro el pelo
y los aromas se mezclan entre la hierba y ojos escandalizados de los transeúntes
y ambos saciamos la sed de nuestros cuerpos correspondidos.
la noche nos coquetea las ropas y el recuerdo de la conciencia nos bordea hacia el límite,
y rozamos el umbral de la zona prohibida.
La miel gotea en los arboles silenciosos
testigos de nuestro encuentro.
Eres la llama que me despierta del letargo vacío de la ciudad.
El sueño deseado de un laberinto interminable.
Tu sinceridad taladra mis dudas.
Me dices que soy insegura sin siquiera acompañarlo de una de canción.
Te respondo con poemas y me dices que me amas.
Amas a la Maga. A mí y a la loca Maga juntas,
así como yo, a quien sin ser fantasma invoco.
Y tus besos rompen cualquier intento de pulcritud y mesura.
Y una vez continuado, tu boca y la mía son olas indomablemente infinitas.
Sigo pensando que es muy poco el tiempo para elegir un destino.
Estas presente a cada instante desde aquella vez cuando vimos el ocaso entre las piedras,
o, mejor dicho, cuando el ocaso fue testigo de nuestro amor sobre las piedras.
Sigo pensando que es muy poco el tiempo para poder elegir un destino.
Y no distingues el contraste de realidades contrarias, no ves límite entre el polvo y los boques civilizados.
Me llevas de la mano cual princesa camuflada entre la suciedad del asfalto,
entre las bolsas plásticas de los paraderos y los gritos de los ambulantes
intercalados con los cláxones, y el apuro sudoroso de los que salen de trabajar.
Nuestros vagos pasos son la carcajada de los que no viven presentes y adelantan el mañana.
Y el tiempo es una maraña escondida, pero nosotros deshacemos deberes y horarios para volcarnos a la aventura de amar.
Buscamos un espacio entre las ramas y los animales que son bienvenidos a nuestro ritual.
Jugamos a ser niños y a ser culpables en hacer caso a la timbrada de lo que nos permitimos hacer cuando no hay piropos ni silbatos que nos detengan.
Y ni pensar en pensar otra vez en que es muy poco el tiempo para elegir…
Tengo en un ala la pasión ilusionada de tu boca en frenesí.
Y en la otra ala la perpetua memoria de un desenlace de cuento apacible esperándome.
¿Cuál pesa más, corazón?
Amor de ráfaga profundidad
Vi tu mundo desnudarse de un solo porrazo
Comí y bebí de tu propio plato.
Visitaste mis parajes y yo los tuyos.
Compartimos secretos, simulando el éxtasis en los momentos a solas.
Apurado y entusiasta por conocer tu mundo, te entregaste.
Y yo contemplaba tus ojos, hipnotizada por la pasión de tu todo.
Y de repente me quedaba sin palabras, y te abrazaba
y me congelaba pensando en el significado de la felicidad.
En la fidelidad del compromiso, capaz de confiar en lo que declaró ser único y real.
De boleto, sin boleto, salida, exonerada de todo temporalmente.
El recuerdo de lo que fui se quedaba en mi reemplazo con la misma interrogante en la mirada
y volvía para admitir todo y admitir nada.
Sabiendo que nada es seguro y que siempre hay riesgo.
Ha pasado ya media hora, el tiempo pasa y si no escribo esto, será un día perdido.
Será un día más de suspenso, un día menos para dejar de pensar
en suposiciones tan distintas sin llegar a ninguna conclusión,
así como para ti un día perdido es no haber sonreído.
Tu felicidad es tan simple, por eso la admiro.
Imagino el paradero dónde me darás el beso de despedida.
Mañana me voy al silencio absoluto, a la desconexión total con lo que me une a tu mundo y al mundo.
Porque toda esa nube de consejos y globalización práctica
taparon mi voz, que quedó aturdida. Y debo escucharla, charlar un rato con ella.
A solas, como contigo, pero sin ti.
Sin dogmas, sin amuletos, sin remordimientos, sin recuerdos de castigo,
Sin atajos, sin censura.
Y recuperar a aquella que nunca se ira. La que nunca. La que siempre.
La que siempre, siempre, siempre
aprende repitiendo el mismo error, quedándose sola
yendosé con todos y con nadie.
Esa que viene y termina por irse corriendo.
Pondré sobre la mesa, lo que vale y lo que no vale de cada quien y de cada cosa.
Ya no tendré que pensar
en qué lado del tráfico debo atorarme para que el Universo me otorgue una respuesta.
Ni de qué color será el boleto que está a punto de darme el cobrador, al que ni siquiera he visto la cara. ¿Tendrá ese color alguna señal para acercarme a alguna certeza?
Solo quiero apretar este momento, cerrar los ojos y soñar con la eternidad del presente mientras te sostengo en mis brazos.
Mañana, ya no tendré que omitir la responsabilidad por haber amado
encima de un columpio inconstante.
lunes, 15 de enero de 2018
Primera herida en hoja en blanco
Sé que si te vas, ha de ser por mi culpa.
Te enamoraste de la miel y los frutos
gracias a los años bajo el imperio de las tinieblas.
El festejo de los primeros esbozos en tu piel,
y mi pasión nunca tuvo bozal ni correa.
Yo me ahogo en mi laberinto necesitado de silencios
por no saber cómo querer
por no saber cómo decir lo que quiero
porque tengo miedo a comerte, mi amor, y mi memoria sea
un agujero en las hojas en blanco de tu amor.
Esa herida que mata y que al morir ilumina un corazón.
Oh, pero mi corazón es un monstruo desesperado.
Y aquí viene el miedo otra vez:
Te contempla y te muerde.
Se ríe, te contempla y se muere.
Se ríe, te comtempla y ahora muerde su propia cola.
Y se rié mientras llora comprendiendo que su desdicha fue mal encaminada.
Recordando, maldita sea, el latido de sus manos sin alma.
Lucidez llevándose las noches de insomio por el drenaje
a donde van las lágrimas que aprendieron
a olvidar.
Lo que no / El vuelo
Jamás dejes que echen a perder tu día
Jamás dejes que echen a perder tu vida.
Te llevaste el timbre alto de mi vuelo.
Enjaulada escribo con tinta de sangre lo vivido.
La metáfora con final atropellado y ciego,
serpiente infinita de la incertidumbre
que consume la nada de lo que pudo perfectamente SER.
Yo no soy ni pertenezco a este mundo.
No soy ni pertenezco a este mundo.
Solo debo salirme del reglón de las respuestas que esperan que dé.
Irme conmigo, sola-mente conmigo. Sin mirar atrás.
Debo mandárles mi holograma.
Debo mandárles al carajo.
Debo reclamar mi voz, mi fuego, mis tan cansadas letras que resisten
que no sé cómo resisten.
Recojo mis alas rotas
y así me cueste LA vida volver a probar el cielo
Sé que, si quiero vivir, con mis propias alas debo alzar el vuelo.
domingo, 14 de enero de 2018
Espera
No voy perder mi tiempo en este lapso indeciso.
Temo las palabras que aún no asimilo.
Hay preguntas que duran 40 años en responderse
y el hambre por la verdad come la piel,
las tripas y la paciencia.
Prácticas de cómo asegurar que eres un ser feliz-mente viviente.
Es la misma piedra chocando contra mis zapatos.
La Gestalt abierta. El asunto inconcluso.
Erudita y torpe de los procesos de ebullición.
Todo el conocimiento del mundo no es suficiente para estar mejor.
Mis ojos son una protesta infinita
Yo solo espero bajarme de este bus de pesadillas.
Mis sueños rugen por ese alimento que lo saciará.
Señal del equilibrio para dar inicio a los planes divinos,
para cantar la segunda alabanza con un cuerpo florecido.
Energía poderosa de y para todo lo contrario.
Entrega total solo por saber lo que es respirar
sin suspender de conciencia.
océana bajo la cuerda floja
a veces me siento océana
el amor se desgasta
azota con furia una noche que arde

suspendida y perpleja tratando
de decidir lo que siento mientras te respondo.
te quiero, brother. te quiero.
y debo elegir entre lo que quiero y lo mejor para el alma.
la misma rebelde se trasmuta, nunca aprende.
opuestas fuerzas lo quieren todo, todo para sí.
y yo soy experta en hacer infinito al suspenso
no soy un caramelo de limón
soy chicha y limonada juntas.
hermosísima cuerda floja del destino
aunque tambalee sonrío.
y si no me apuro, lo perderé.
pero no, no será así porque Me amo.
porque Te amo.
porque nunca estaré sola.
porque siempre estoy sola igual.
domingo, 17 de diciembre de 2017
Historia de la reintegración de emociones contrarias
1. En un principio, las emociones estaban unidas. Había equilibrio y sabiduría suficiente para saber en qué momento parecía cada emoción.
2. Con el tiempo y el acercamiento hacia un ambiente divido por niveles e intensidades, la emoción A (tristeza-rabia) se volvió más grande que la emoción B (alegría).
3. En sus intentos por consolar a la tristeza (A), la alegría (B) encontró el pequeño orificio que era lo que le originaba la pena que la condenaba.
5. Hubo colaboración de parte de la tristeza, y ambas se entrelazaron en símbolo de cariño, respeto, perdón y reconciliación.
6. Luego de un proceso de adaptación a su nuevo cuerpo integrado, volvió a ser esa esfera de emociones amistadas en equilibrio. Condición que no había conocido poco después de nacer.
lunes, 30 de octubre de 2017
Tommy, historia de un escultor al que sus lágrimas le regalaban la creación de su nueva obra
Tommy era un humilde obrero, aunque renegón,
Hacía las cosas con mucho empeño y corazón.
Instantes antes de que acabara la escultura en la que trabajaba
Sebastián, hijo del patrón, venía a destrozar la obra del arte que amaba.
Indiferente a las bofetadas de sus actos,
Sabía que su increíble ingenio llegaba hasta lo más alto.
Algo que en el fondo admiraba.
Reía con tono de burla y planeaba
Estrategias para estropear este nuevo trabajo que hacía.
Al escuchar los pasos del patrón, el obrero saltaba y daba retoques con gracia a
Las tareas asignadas, entre ellas la hermosa escultura, ahora hecha añicos por las manos de Sebastían.
Sin escuchar explicaciones o disculpas, este hombre culpaba a Tommy mientras sus lágrimas caían.
Tardó en reaccionar, y con su llanto y sus argumentos, huyó por el desastre que se le había atribuido.
Otra vez, el patrón castigó al buen obrero mientras su hijo erguido
Reía a carcajadas por el humillante acto de injusticia y amargura.
Y mientras las lágrimas de Tommy caían iban formando la silueta de su próxima escultura.
domingo, 29 de octubre de 2017
Accidente con gracia a chocolate
La semana pasada, una mala maniobra hizo que mi bicicleta chocara -felizmente- a penas con el costado de un taxi que también cruzaba la vía Expresa cuando el sol aún acaloraba desde el cielo de Lima.
Después de caer con mi bicicleta, recoger mis gafas y mi alma del susto, ver y escuchar las voces de la gente que empezaban a hacer el círculo en medio de una de las más importantes vías de la ciudad, pero sobretodo, luego de bajar la mirada hacia mi pierna, comprendí que lo que había ocurrido segundos antes, era considerable; aprobado para llamarse "accidente".
Lentamente mientras trataba de defender mis argumento y conservar la calma, lloré. No sé quién me dijo "Llora, llora... Si quieres llorar, llora". Baje la mirada y vi mi pantalón rasgado al estilo moderno pero el estilo improvisado no se trataba de moda sino de una herida sangrante que apareció en mi rodilla y ardía.
El taxista colocó la bicicleta en la parte trasera de su auto y me llevó a mi trabajo, que quedaba a solo una cuadra de lo ocurrido. Ahí, el conductor quien tenía un botiquín, me colocó unos líquidos médicos, mientras secaba mis lágrimas para hablarle a los señores de seguridad de mi centro de trabajo con el fin de que se comunicarán con la gente de mi trabajo y no piensen que se trataba de una tardanza muy faltosa. Luego de que mis lágrimas maduraran en la responsabilidad de pensar si mi seguro cubría alguna gaza o agua oxigenada para mi rodilla, fuimos a una clinica cercana. Cuando el doctor me dijo que no podía hacer ejercicio una semana, mi corazón marchitó su sonrisa. Pero en todo este recorrido de sangre, llanto, y rebobinar de lo sucedido, el taxista estaba ahí. Afuera esperando, cumpliendo responsablemente con parte de la caída. Sentí aprecio por él y agradecí que fuera solidario conmigo. Y él también estaba agradecido por no haber hecho más escándalo de lo que era posible. Irónicamente, cuando volví a pasar por el mismo lugar para regresar a casa a descansar con una venda en la rodilla, había casi siete policías.
A ojos cerrados confié en que el señor taxista, coprotagonista del hecho llevara mi bicileta a mi casa, y lo hizo. Y no solo eso, al día siguiente, me esperó afuera de mi casa, luego de haber coordinado el acuerdo previamente, para llevarme a mi trabajo. Y no solo eso, me regaló hasta chocolates. -Sí lo sé parecía que intentaba otra cosa, pero mi presentimiento femenimo comprendió la situación desde su zapatos y coloqué límites para que no los sobrepasara por siacaso-
En el camino a mi trabajo, conversamos acerca de lo gracioso que ahora resultaba lo de ayer. Disculpas mutuas, buenos deseos, preguntas clásicas de quién eres y para qué eres bueno, mientras me fijaba de los adornos de su auto. Había buen ánimo en el ambiente. Antes de bajar le propuse tomarnos un selfie como recuerdo. Y aunque no sonrió mucho (ver foto) sé que siguió su camino más tranquilo, y su alma recobraba la alegria como un niño que se cura los raspones comiendo chocolates.
Después de caer con mi bicicleta, recoger mis gafas y mi alma del susto, ver y escuchar las voces de la gente que empezaban a hacer el círculo en medio de una de las más importantes vías de la ciudad, pero sobretodo, luego de bajar la mirada hacia mi pierna, comprendí que lo que había ocurrido segundos antes, era considerable; aprobado para llamarse "accidente".
Lentamente mientras trataba de defender mis argumento y conservar la calma, lloré. No sé quién me dijo "Llora, llora... Si quieres llorar, llora". Baje la mirada y vi mi pantalón rasgado al estilo moderno pero el estilo improvisado no se trataba de moda sino de una herida sangrante que apareció en mi rodilla y ardía.
El taxista colocó la bicicleta en la parte trasera de su auto y me llevó a mi trabajo, que quedaba a solo una cuadra de lo ocurrido. Ahí, el conductor quien tenía un botiquín, me colocó unos líquidos médicos, mientras secaba mis lágrimas para hablarle a los señores de seguridad de mi centro de trabajo con el fin de que se comunicarán con la gente de mi trabajo y no piensen que se trataba de una tardanza muy faltosa. Luego de que mis lágrimas maduraran en la responsabilidad de pensar si mi seguro cubría alguna gaza o agua oxigenada para mi rodilla, fuimos a una clinica cercana. Cuando el doctor me dijo que no podía hacer ejercicio una semana, mi corazón marchitó su sonrisa. Pero en todo este recorrido de sangre, llanto, y rebobinar de lo sucedido, el taxista estaba ahí. Afuera esperando, cumpliendo responsablemente con parte de la caída. Sentí aprecio por él y agradecí que fuera solidario conmigo. Y él también estaba agradecido por no haber hecho más escándalo de lo que era posible. Irónicamente, cuando volví a pasar por el mismo lugar para regresar a casa a descansar con una venda en la rodilla, había casi siete policías.
A ojos cerrados confié en que el señor taxista, coprotagonista del hecho llevara mi bicileta a mi casa, y lo hizo. Y no solo eso, al día siguiente, me esperó afuera de mi casa, luego de haber coordinado el acuerdo previamente, para llevarme a mi trabajo. Y no solo eso, me regaló hasta chocolates. -Sí lo sé parecía que intentaba otra cosa, pero mi presentimiento femenimo comprendió la situación desde su zapatos y coloqué límites para que no los sobrepasara por siacaso-
En el camino a mi trabajo, conversamos acerca de lo gracioso que ahora resultaba lo de ayer. Disculpas mutuas, buenos deseos, preguntas clásicas de quién eres y para qué eres bueno, mientras me fijaba de los adornos de su auto. Había buen ánimo en el ambiente. Antes de bajar le propuse tomarnos un selfie como recuerdo. Y aunque no sonrió mucho (ver foto) sé que siguió su camino más tranquilo, y su alma recobraba la alegria como un niño que se cura los raspones comiendo chocolates.
Mención honrosa Poeta Joven del Perú 2017!!!!
¡Hoy amo a todo el mundo! Con la obtención de una mención honrosa en el Poeta Joven del Perú, sé que esto es más que un "vale la pena". Es un impulso para seguir escribiendo, seguir soñando, seguir diciendo que sí es posible estar tan loco como para volver tus sueños realidad.
Gracias nuevamente a quienes me han apoyado siempre: Dios y mi madre. Están en mi corazón tatuados forever.

Y gracias Universidad Bausate y Meza por la notita! :)
http://www.bausate.edu.pe/inicio/noticias/noticias_det.php?Itemid=1853
Gracias nuevamente a quienes me han apoyado siempre: Dios y mi madre. Están en mi corazón tatuados forever.
Chécalo here: https://marcoantoniocorcuera.com/2017/10/24/anuncio-del-ganador-de-la-x-edicion-del-concurso-el-poeta-joven-del-peru/
Y gracias Universidad Bausate y Meza por la notita! :)
http://www.bausate.edu.pe/inicio/noticias/noticias_det.php?Itemid=1853
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