La estrella que olvidó encender su propia luz (Cuento)


Cada noche, el cielo festejaba el festival de luces que sus seres emitían en el azul de los cielos. En ese mar de esferas, había una estrella muy particular. Era una estrella pequeña, y sus bailarines pies y pintoresca risa delataban su llegada. A ella le encantaba saltar en forma de rayuela en el espacio y aprender  los misterios de la Luna.

Todo era feliz hasta que un día, en lo lejano del espacio, escuchó desde abajo, en la Tierra que las cosas no andaban bien, y quería descubrir lo que pasaba más allá de su mundo. Instantes antes de que amanezca, decidió zambullirse en él, y terminó encerrada dentro de una nebulosa gris. Al ver lo que en la Tierra pasaba, ella extendió sus manos para recoger las peticiones, ruegos, quejas y súplicas que de ese planeta salían, y decidió que regalaría una porción de su luz, que era lo que faltaba en sus vidas.

En lo que iba de su corta vida había pensado que lo que en la Tierra reinaba era una especie de plaga llena de injusticias y maldad que consumía cualquier energía que se le acercara. Era como una orden espiritual impuesta que traía consigo penurias y emociones amargas. En todo ese intercambio luminoso, ella olvidó el momento en que quedó sin su propia luz.

Mientras deambulaba en un eclipse, se cruzó con asteroides, pedazos de rocas milenarias fragmentadas y diminutos planetas en donde no cabía siquiera una pestaña, hasta que se topó con un agujero negro.

El agujero negro le preguntó:

- “Y tu estrella, ¿qué haces acá? En este lugar solo reina la Nada y la oscuridad, y tú no encajas aquí. Tú no has nacido para eso”.

- ¿Entones para qué he nacido?- preguntó la estrella.

El agujero negro echó una larga carcajada. “Tú has nacido para brillar”- dijo y desapareció de su ojos lentamente.

La estrella se quedó pensativa, y por un momento, tomó conciencia de quién era en realidad. De pronto, una gigante, colorida y resplandeciente estrella fugaz apareció. La pequeña estrella, cerró los ojos y pidió con todo su ser un deseo: Encontrar su destino, encontrar su luz.

- Por favor, gran estrella, devuélveme mi luz, devuélveme mi luz. Es lo que más quiero en este mundo, es mi razón de ser. Qué sería de mi vida sin mi luz, sin poder brillar y responderle visiblemente al mundo.

Desconsolada, la estrella empezó a llorar, y empezaron a caer escarchitas de ella. De repente, recordó las palabras del agujero negro: Tú has nacido para brillar”. Entonces, algo en ella se incorporó y detuvo su llanto. Sintió una fuerza, una luz inexplicable que la revitalizó. Sintió confianza y  alegría: había recuperado su propia luz. Por fin recordaba quien era y ahora veía con claridad su rumbo. Ahora llena de seguridad, decide saltar al Universo, escarchar el cielo con su chispeante y bella luz. Esta vez,  no le importaba que su luz sea tan fuerte para quienes la contemplaban.

En las noticias del universo todos hablaban de su reaparición con sorpresa y estupefacto. No entendían el porqué de su curiosa luz, que algunos denominaban, como demasiado potente. Y es que no sabían que debido a los años acumulados sin brillar, su luz se había repotenciado y se había vuelto incomparable. Y es por eso que, tal y como lo había pedido a la gran estrella fugaz, se dice que la estrella se volvió una de las más luminosas del cielo, y que cada noche cuando las almas perdidas de la Tierra estaban apagadas, miraban la estrella y recordaban lo que podrían llegar a ser.

POEMA: "DE TIN MARIN DE DO PINGUE"

  Stephany Calderón · POEMA "De Tin Marin De Do Pingüe"